Reportajes especiales

Fotógrafa visibiliza la diversidad en la conformación de familias

Lizeth Arauz expone “Amor sin Etiquetas”, donde muestra las diversidades de las familias y las formas únicas de relacionarnos como personas

“A todas las familias les cuesta trabajo mirarse, respetarse y reconocerse. El reconocimiento a las familias diversas y a las no convencionales es importante. No solo hablo de la comunidad LGBTI, son muchos tipos de familias que a veces no tienen que ver con relaciones sexoafectivas”.
“Se muestran desde los vínculos poliamorosos en los que las personas respetan que su pareja pueda ser feliz con otras relaciones, aunque los celos no queden exentos de esa relación. También se retratan las adopciones en las que las personas se reconocen como sujetos políticos y exigen que mientras estén psicológicamente y económicamente listos para acompañar a un niño o niña puedan hacerlo, sin importar su sexualidad, o dos hermanas que se han acompañado desde siempre, ese es el fin del proyecto, visibilizar esa diversidad en las familias para que se reconozcan”, explicó a Once Noticias la fotógrafa Lizeth Arauz. Lizeth es fotógrafa documental con más de 20 años de experiencia. Presenta su exposición digital “Amor sin Etiquetas”, un proyecto que muestra las diversidades de las familias y las formas únicas de relacionarnos como personas.

La pasión de retratar

Ella de formación es diseñadora gráfica por la escuela de Artes Plásticas de la UNAM y fue en esa carrera cuando tuvo una su primer acercamiento a la fotografía; después decidió tomar un taller de fotografía en una escuela en Coyoacán, que duro año y medio. El taller fue importante en la parte técnica y la experiencia con el laboratorio, donde es imposible no enamorarse de la magia de ver aparecer la foto en la oscuridad. Su pasión por la fotografía creció en la universidad; fue en la clase del maestro Víctor Monroy.
“Terminé mi carrera y me fui a trabajar como diseñadora, pero siempre pensando en que quería ser fotógrafa. Tengo 51, terminé la carrera en el año 1991 y en 1993 comencé a trabajar en el periódico El Sur de Guerrero con la maestra Elsa Medina, una mujer que yo admiraba muchísimo. Así comencé con el fotoperiodismo, después de dos años me pase al periódico El País con Arturo López como mi jefe y dos años después me fui al periódico El Financiero, ahí no me acomodé porque es un periódico muy poco visual, así que cuando me enteré de la apertura del periódico Milenio fui a dejar mi carpeta y Fernando Villa me contrató ahí estuve cuatro años”, relató la fotógrafa.
El fotoperiodismo fue la mejor escuela de Lizeth, porque tenía que resumir en una imagen lo que veía por varias horas. Esa capacidad para generar información de manera concreta le ayudó mucho para sus siguientes proyectos y su forma de fotografiar. “Yo renuncié a hacer diarismo porque ya comenzaba la violencia contra los fotoperiodistas, nos golpeaban los manifestantes y los policías y pensé que no estaba bien tener esa sensación de miedo cuando voy a hacer mi chamba”, indicó Lizeth.
“Los diarios se van destruyendo por cuestiones económicas y políticas internas y lo que podemos decir es que muchos de los salarios que tenían los fotógrafos se redujeron y no han vuelto a ganar lo mismo y hoy se mantienen esos salarios, es una precarización horrible”.
Colaboró solo con revistas donde podía hacer trabajos más largos como ensayos o fotorreportajes así que le quedaba algo de tiempo para hacer sus trabajos autorales como el proyecto “Mirar hacia arriba”, un trabajo al que le dedicó ocho años. Después comenzó una agencia de foto con la que ya puede sostener sus trabajos personales. “El proyecto fotográfico ‘Amor sin Etiquetas’ fue un reto que inició de la pandemia, pues la fotografía la tenía que hacer sin ponernos en riesgo. Este trabajo comenzó cuando a una amiga le otorgaron una adopción siendo madre soltera y me dijo que lo siguiente son dos papás y me pareció tan bonito esas dos historias que las trabaje y se publicaron en una revista. En ese momento era hablar sobre la adopción justa porque no quiere decir que un matrimonio heterosexual sean los únicos capaces de educar y de sostener económicamente a un niño o niña”, detalló.
“Empecé a buscar más familias y seguí con el trabajo, este proyecto inicia por mi perspectiva de ser madre soltera y quería ver cuántas somos y en el camino me di cuenta que ya no somos tan minoría las mujeres que están a cargo de una casa, pero también familias, quería retratar familias homoparentales o papás solteros, es la apuesta a visibilizar la diversidad en la conformación de las familias de nuestra comunidad. Así de diversos somos y nos ha costado trabajo reconocernos”. Lizeth Arauz.

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